martes, 10 de diciembre de 2019

Un día millonario


Un día millonario
 Fue el 9 de diciembre de 2018 uno de los días más felices de mi vida. No me cabía en el pecho tanta alegría. No entraba tanto gol en la garganta. Fue un día perfecto para morir de emoción.
 Pero al final la muerte quedó del otro lado, la desilusión, la desdicha, desierta la esperanza en un equipo mutilado desde lo físico, mental y emocional.
 Ese día Napoleón, y su ejército invadieron Madrid y conquistaron una vez más. Pero esta victoria fue única en la historia. Irrepetible.
 No olvidaré jamás ese instante de suspenso y adrenalina que viví durante la corrida del Pity, no saldré nunca de la reacción  del asombro ante el regalo que nos brindó esa zurda colombiana, bruja, genia zurda que gatilló y tiró en el único lugar que podía entrar esa pelota que estaba asignada para un tipo talentoso como Quintero. Y cómo olvidar el desahogo de bronca y desazón en el empate que logró el Oso Pratto, que solitario y cazador encontró en el área la oportunidad después de una jugada elaborada fenomenalmente.
  Y lo más importante: El abrazo con la familia. Eso es lo que te deja un día como ese nueve de diciembre. Momentos indelebles en la memoria. Inclasificables sensaciones. Perfumes impregnados eternamente en el viento.

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