Bueno, hacía mucho que no escribía.
Estoy medio mal por unos asuntos de trabajo.
El finde lo pasamos bien con Mai, viendo El Gran Hotel.
El sábado tuve un período largo de ansiedad, pura ansiedad,
donde me angustié un tanto. Canté canciones como para sobrellevar la ansiedad,
pero no me terminé de aliviar. Ayer domingo también estuve ansioso, con mucha
mierda en las venas queriendo salir disparado a cualquier lado, quería gastar
energías porque no hice un carajo más que estar sentado en el sillón con Mai viendo
la serie.
Atrás mío está Johanna escuchando música melódica vieja
seguramente le hace acordar a su pago, a alguien que dejó o la dejó en su
Venezuela querida. Debe ser muy difícil la inmigración.
La idea es volver a reunirnos otra vez este mes que viene.
Me hace gracia, la verdad, porque se extraña un poco a los hermanos, la
candidez de algunos, esas caras que son las caras que he visto más en toda mi
vida.
Desde la angustia sigo reclamando estar mejor, viendo de
lejos la felicidad plena, creer saber cómo conseguirla, estar esperándola de
brazos cruzados, querer salir a buscarla y temer perder en el intento, temor a
cansarme por nada, sigo en la mediocridad. Pero habrá que juntar fuerzas, y
estar bien, estar.
Hoy hay aires de verano,
y esos aires me traen esos días de volver de la escuela, de estar en casa
por las tardes o caminando las calles de mi barrio.