Cuando caigo en depresión,
cuando me hago nulo ante los días,
me salvan del vil ensayo de muerte:
un colchón de pétalos
de rosas,
entregándome en alma
a
desesperados boleros
perfumando la atmósfera de cruenta melancolía,
de hermosas melodías,
musita su rezo en mis oídos
en mi nombre el olvido,
y a veces así es mejor.
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